Hablar contigo, verte, qué delicia,
qué explosión de burbujas, qué tormento;
qué deseo de hartarme de alimento
si tu voz melodiosa me acaricia.
Cada fragmento de tu piel, inicia
una reacción extraña, un movimiento
brusco de mis sentidos, un violento
duelo de sinrazón y de avaricia.
Hablar contigo, verte, ¿no es acaso
el sueño irrealizable de un payaso
acostumbrado a burla y bofetadas?
Háblame, pon tus ojos en los míos
para llenar de agua estos dos ríos
que ya sólo perciben tus miradas.
© Juan Ballester
No hay comentarios:
Publicar un comentario